LOS SOSPECHOSOS HABITUALES
17 Mar 2015
Manténganse en nuestra profesión durante cualquier periodo de tiempo y pronto tendrá una idea de los diversos modos de pensar que a menudo prevalecen en todas las poblaciones y organizaciones en que nos esforzamos a servir. En cierto modo es comprensible. Nadie quiere creer que tiene la necesidad de planificar una emergencia/contingencia porque, bueno, nadie quiere creer que algo malo le va a pasar. No es un tema muy popular de conversación en la cena, semejante a planificar un funeral o un seguro de vida. Muy pocas personas disfrutan sentarse alrededor de la mesa, se trate de una mesa de cocina o de juntas, a hablar de todos los diferentes peligros a los que podrían ser vulnerables. No nos gusta hacer hincapié en cómo nuestros seres queridos, o las organizaciones a las que hemos dedicado gran parte de nuestro tiempo y energía, algún día puedan encontrarse en peligro. Se necesita una cierta cantidad de humildad para luchar a brazo partido con el hecho de que tal vez, sólo tal vez, no estamos tan preparados como deberíamos o pensábamos que estábamos.
Si usted es parte de una organización de respuesta a emergencias del sector público (local, estatal o federal), un empleado asignado a la unidad de continuidad de negocio/recuperación desastre (CN/RD) de su empresa, un miembro de una organización humanitaria o filantrópica, o un consultor profesional, no le tomará mucho tiempo encontrar personas o entidades que, por alguna razón, simplemente no ven la necesidad de lo que usted hace. Siga leyendo, y vea si alguna de estas personas le son familiares.
El suertudo eteno
Estas personas creen que nada malo les va a pasar. Oh claro, ellos saben que suceden cosas malas, y muchas veces pueden enumerar varias de las emergencias más recientes o los desastres que han hecho noticia, pero en sus mentes esos eventos sólo ocurren en otros lugares y con otras personas, siempre ha sido así y siempre será. Tomándolo al pie de la letra, esa mentalidad tiene sentido estadístico. Somos un país grande con un montón de «en otra parte» disponibles, sin embargo, algunas empresas persisten en esta creencia, incluso a medida que aumentan sus huellas geográficas, electrónicas y de personal. A menudo no se dan cuenta que ellos mismos podrían ser el «otro» y donde se localizan podría ser el «en otra parte» de otra persona. Desde una perspectiva empresarial de negocios o de otra persona, los suertudos eternos pueden ser difíciles de trabajar. Basándose en lo que perciben como la improbabilidad o imposibilidad de ser impactado por una emergencia o desastre, a menudo ven su propia unidad de CN/RD como un «costo» o un «gasto», un mal necesario en lugar de una inversión en la capacidad de su empresa para sobrevivir. Los recursos necesarios para la eficacia de las operaciones de CN/RD muchas veces no son próximos o suministrados mínimamente.
Un proveedor regional de componentes electrónicos me pidió que revisara su CN/RD y otros planes de contingencia. Presenté mis conclusiones y recomendaciones a su equipo ejecutivo, conociendo a algunas de esas personas, por primera vez, el vicepresidente de desarrollo de negocios dijo: «Mira, todo esto suena muy bien en teoría, pero el dinero es ajustado en el mundo real. Nuestra fuerza de ventas nos fuerza a empujar duro por cada cliente captado y cada dólar que ganan. No sé cuál será el costo para todo esto, pero lo que vaya a ser, creo que lo que mejor podemos hacer es gastar ese dinero poniendo a la gente frente a los clientes potenciales.»
«Tienes toda la razón,» le dije, «el dinero es ajustado. La competencia es dura. Entonces, ¿Cuán grande sería que sus representantes de ventas puedan entrar en la oficina de un cliente potencial y decir, “No sólo podemos satisfacer sus necesidades cuando las cosas van bien, también podemos seguir satisfaciendo sus necesidades durante una crisis o emergencia. Estamos preparados como empresa para seguir operando haciendo frente a la adversidad.” Cuántos de sus competidores puede hacer esa afirmación? ¿No cree que podría separarse un poco del montón? ¿No sería generar un grado de confianza y lealtad entre sus clientes actuales? Si tus luces están encendidas y las puertas están abiertas, mientras que sus competidores están luchando por solucionarlo y ponerse en marcha, ¿qué efecto cree que tendrá en su balance final?»
El Optimista eterno
«Estaremos bien» y «no será tan malo como dicen que será» son los mantras del Optimista eterno. A diferencia de un suertudo eterno, que cree que él o ella están de alguna manera exentos de emergencias o desastres, un eterno optimista por lo general comprende los riesgos que él o ella pueda enfrentar pero minimiza o subestima el tamaño potencial y el alcance del evento. Pueden citar ejemplos que parecen apoyar su optimismo – una advertencia de tornado emitida sin que se desarrollen tornados, inundaciones que nunca alcanzaron los niveles previstos, evacuaciones «innecesarias» ante un incendio forestal – pero sus ejemplos son muy selectivos y casi nunca incluyen nada desde el otro lado de la balanza, como vidas salvadas por las advertencias de tornado, por ejemplo, o las empresas que siguen todavía en el negocio gracias a una inversión superior en CN/RD.
Subestimar las posibles consecuencias de una emergencia o desastre puede ocasionar una planificación y preparación inadecuada. Piense en ello como hacer un viaje con sólo una cantidad mínima de gasolina en el tanque para llegar del punto A al punto B. Usted ha hecho el viaje decenas de veces, y usted sabe exactamente el tiempo y kilometraje en cuestión. Cuando sale, su esposa le menciona que hay un atasco en el tráfico Tu respuesta? «No será tan malo como dicen.» Usted conduce un poco más lejos y, efectivamente, el tráfico comienza a disminuir. «Estaremos bien», dice usted, pero a varios kilómetros lejos de su destino, el motor empieza a fallar, te das cuenta de que las cosas están lejos de estar bien.
El Fatalista
Imagínese a Igor (El compañero burro de Winnie the Pooh devotamente pesimista) y tendrá una caricatura bastante precisa del fatalista. Otro ejemplo sería ‘’Mala suerte Schleprock’’, personaje de los Picapiedra que caminaba continuamente con una nube oscura sobre su cabeza. Él estaba tan resignado a estar al extremo de la mala suerte, había llegado a aceptarlo como su suerte en la vida. Lo opuesto diametral del Optimista eterno, el Fatalista cree que el evento será tan potencialmente grande, generalizado y grave que ninguna cantidad de planificación o preparación servirá. Ve cualquier intento de preparación como una pérdida de tiempo y recursos; creyendo ser incapaz de afectar el resultado de una emergencia o desastre, a menudo opta por no hacer nada en absoluto. «¿Cuál es el punto?» es su eslogan, y no es difícil ver por qué alguien podría pensar de esa manera. Después de todo, rara vez una persona puede influir en el panorama resultante de un desastre grande. Pero si usted pudiera hacer algo para afectar incluso a una pequeña parte de ese panorama – hacer las cosas un poco mejor para su familia o sus compañeros de trabajo o usted mismo -¿no valdría la pena? .Sí.
¿Ve alguna cara conocida en estas menciones? Yo supongo que sí. Incluso puede ver la cara de alguien cercano a usted, un miembro de su familia o colega. Cambiar esa mentalidad o esa cultura corporativa es un verdadero reto, y para hacer un impacto, creo que tenemos que salir de nuestra zona de confort. No me malinterpreten, me encanta hablar con la gente en el manejo de emergencias y profesiones de CN/RD (muchos de mis colegas dirían que amo hablar). Es una manera de averiguar lo que otros están haciendo bien, aprender de los errores de otro antes de hacer yo lo mismo, y compartir experiencias y mejores prácticas para el beneficio mutuo. Pero nuestros colegas profesionales no deben ser nuestro «público objetivo.» Yo no tengo que convencer a un gerente o director de CN/RD de la necesidad de sus cargos o los beneficios que aportan a sus grupos de interés. Ellos lo entienden – todos lo entendemos – tenemos que pasar más tiempo hablando con la gente que todavía no ‘lo entiende’. Necesitamos hablar con los eternos suertudos, los eternos optimistas, y los fatalistas. Tenemos que ir en búsqueda activa de las multitudes difíciles. Necesitamos hablar tanto con la gran empresa de logística (que percibe a la CN/RD y COOP como otro aro reglamentario para saltar) y el propietario de la pequeña empresa que – quizás está luchando para cumplir con sus obligaciones diarias – «no tenemos el tiempo o dinero» para la planificación de la continuidad, pero se verán obligados a llegar a un montón de ambos cuando ocurra un desastre. Tenemos que ser el catalizador detrás de ese momento «¡Ajá!», cuando alguien se da cuenta que estar preparado para una emergencia o desastre tiene un sentido personal, profesional y económico.
El dueño de una tienda asiste a un almuerzo de la Cámara de Comercio y comienza a tomar notas furiosamente mientras usted habla de la capacidad de recuperación de la cadena de suministro y acuerdos con proveedores secundarios, está teniendo un momento «¡Ajá!». A medida que explica los programas de apoyo para los empleados, y cómo un empleado cuya familia está preparada para una emergencia es un empleado con más probabilidad de presentarse a trabajar durante una emergencia, el gerente de un gran call center apaga su teléfono y se sienta con la espalda recta, por primera vez en toda la mañana. Esa es tu señal para saber que está teniendo un momento «¡Ajá!».
En el otoño de 2013 estaba ayudando a informar a los empleados de una empresa manufacturera local los nuevos planes de CN/RD, el manual de operaciones de emergencia, y los documentos de apoyo (los cuales yo les había ayudado a desarrollar). Recibiendo algunas preguntas al final de mi presentación, uno de sus empleados se puso de pie y, en un tono bastante acusatorio, dijo:»¿Usted ayudó a hacerlo, así que, tengo que ir trabajar si algo anda mal? Mi respuesta fue: «No. Lo que hice fue ayudar a asegurarle de que todavía tenga un trabajo al que venir si algo sale mal. Si usted decide presentarse a trabajar o no, depende totalmente de usted, pero pensamos que al menos debería tener la opción. » Ese fue su momento «¡Ajá!».
Jim Sharp
Vicepresidente y jefe de capacitación en el manejo de emergencias de Aegis
Con más de 30 años de experiencia en planificación de contingencia y respuesta de emergencia en el sector público y privado, es un orador eficaz y un presentador y entrenador muy cotizado.