El comportamiento de las personas ante un desastre, catástrofe o un evento sorpresivo, es difícilmente previsible. El estrés no permite pensar con claridad y sólo cuando las tareas están profundamente automatizadas, cuando los actos a realizar están interiorizados, sólo entonces la persona tiene más posibilidades de actuar con claridad.
Las comunicaciones es esos momentos siguen también estas mismas reglas, cuanto mayor el grado de automatización, cuanto mayor el grado de redundancia, mayor la resilencia de las mismas. De hecho, estos principios se aplican permanentemente a otros aspectos de las compañías en temas como emergencias y continuidad de negocio, pero no se aplican a las comunicaciones.
